Ha pasado poco más de un mes desde que comenzó el Otoño y  a pesar de que este año parece que el clima anda un poco despistado, desde Pamplona ya comienza a sentirse como la naturaleza se prepara para el gélido invierno Navarro.

Durante estas últimas semanas hemos sido testigos de cómo los árboles han ido tornando sus colores desde un verde intenso a marrón, amarillo e incluso rojo; cada vez hay menos insectos, más frío por las mañanas y empieza a notarse la humedad, el viento y la lluvia.

El otoño significa para muchos el fin del verano, la vuelta al curso, tiempo de reflexión y la necesidad de resguardarse en lugares cerrados. Sin embargo, otros preferimos disfrutar de esta estación aprovechando la belleza que la caracteriza. Para nosotros ésta época es tiempo de pasear y disfrutar de las vistas, ya sea por la ciudad o en plena naturaleza.

En la residencia Los Abedules el pasado domingo 27 de Octubre, 30 residentes tuvimos el honor de poder hacerlo en uno de los entornos más privilegiados de Navarra «La Selva del Irati». Este paraíso natural constituye el Hayedo-abetal más extenso de Europa con 17000 hectáreas (1hectárea=10000m²=aprox. un campo de futbol) el cual nos concede la oportunidad de disfrutarlo, siempre y cuando seamos capaces de respetar algunas normas para conservar intacto este tesoro.  En nuestro caso, dimos un paseo en el que atravesamos algunos de los bosques más antiguos de Europa, donde  vimos Hayas (Fagus sylvatica) milenarias de más de 30 metros y pastos con ganado autóctono, como la «Oveja Latxa», de la que se extrae el famoso queso Idiazabal. Incluso, a pesar de la cantidad de gente que paseaba este fin de semana aprovechando el buen tiempo, pudimos apreciar alguna especie micológica.

En el Facebook podréis ver más fotos de la ruta y de las especies de setas que allí vimos:

El tema de las setas silvestres constituye para muchos una gran afición ligada al otoño, ya que ahora, cuando es temporada de setas, podemos disfrutar de ellas ya sea degustándolas, yendo al monte a buscarlas, o haciendo ambas cosas a la vez.  Pero siempre que se vaya al monte ha de tenerse en cuenta que al margen de la emoción que supone encontrarse un ejemplar, las setas implican respeto, conocimiento, y ante todo precaución.

Hay un refrán que dice así: «Más vale dejar una seta en la vida que la vida en una seta»

confusionesLa fotografía de la izquierda, sacada en la excursión del domingo, corresponde a una Amanita Muscaria (muy tóxica)

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Y es que las consecuencias que puede tener ingerir ciertas especies no son para menos. Por ese motivo solo debemos coger ejemplares que conozcamos con total seguridad y así evitar llevarnos un buen susto. Además, debemos respetar los ejemplares que  desconozcamos

Algunos aceleran la descomposición de la materia orgánica, los denominados «saprófitos» (Coprinus comatus, Pleurotus eryngii, etc.).

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Otros establecen relaciones de simbiosis con los árboles y plantas, favoreciendo su crecimiento (La tóxica Amanita Muscaria o el exquisito comestible Boletus Edulis, entre otros) Aunque en la mayoría de los casos, cumplen estas dos funciones a la vez, además de muchas otras.

 Por ello, salir a coger setas se convierte casi en una ciencia: Debes de conocer perfectamente la especie que vas a coger, su hábitat, sus posibles confusiones, en qué momento y en qué lugar exacto sale, como se cocina… y después de todo, ¡tener suerte!

A continuación os mostramos la página web de un parque micológico de Ultzama, que constituye el mejor escenario donde introducirse en el mundo de las setas, ya que allí, entre otras ventajas, puedes comprobar las especies recogidas al final del día en un servicio de consultoría.

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https://www.parquemicologico.com/

 Gracias por leernos, ¡¡Hasta la Próxima!!

Por: Pablo de Juana